martes, 20 de enero de 2009

Caminos para un mundo nuevo.


Siempre te llena de alegría saber que sigue existiendo gente que lucha por unos ideales, que se entregan en cuerpo y alma por una causa o por alguien y que en su día a día existe la palabra esperanza.
Porque quizá, de todos los artículos que he escrito para este blog, en ninguno he mencionado a toda esa gente que sigue en pie, que dan la cara por los olvidados y que luchan por la justicia y por el medio ambiente.

Esto no sería lo mismo sin todas esas personas que, con el único objetivo que el voluntariado, dan de comer a miles de niños, curan y consuelan la desesperación de los más pobres y construyen con sus propias manos un camino firme y seguro por el que podamos avanzar.

Y me remito a una frase de Teresa de Calcuta que dice así:
"A veces sentimos que lo que hacemos es sólo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota."


Buscando por Internet y conociendo algunos blogs muy interesantes encontré una página que me gustó bastante y quizá puede poner algún remedio al último artículo que escribí sobre los residuos.

Esta página www.marcadiferencia.com
es una empresa que busca, mediante nuevos proyectos, soluciones a los graves problemas medioambientales que existen.
Además de eso, tienen un compromiso social colaborando con Intermon Oxfam, en proyectos de desarrollo, ayuda humanitaria y promoviendo el comercio justo.

Pocas empresas dedican su esfuerzo a promover la ayuda humanitaria y la concienciación sobre el medio ambiente, y eso es digno de admirar. Por eso, lo mínimo a lo que estamos obligados a hacer es a informarnos y tener en cuenta esas pequeñas gotas de agua que tan importante son.


También me gustaría hablaros del comercio justo. Es algo que conocí hace tiempo y que creo que verdaderamente merece la pena conocer. Pero antes de todo vamos a repasar como están las cosas ahora.

La economía y el comercio han sido siempre herramientas necesarias para el desarrollo y el crecimiento de la humanidad. Pero en las últimas décadas se han producido unos fuertes cambios en el sistema económico.
La realidad de este modelo económico es que crea situaciones de extrema riqueza y de absoluta pobreza. Pero ¿Por qué?

El comercio mundial es el que mueve todo. Se presenta como la solución que favorecerá el desarrollo de todos los países, olvidándose del progreso del mercado local, que es el que alimenta y hace crecer y mejorar su situación a las familias y a los pequeños productores.

Muchos países dependen del mercado mundial de materias primas. El origen de esta dependencia se produjo, entre otras razones, porque en la época colonial de los estados europeos obligaron a sus colonias a cultivar aquellos productos que no podían producirse por Europa. Esto provocó el monocultivo, las injustas condiciones laborales y el esclavismo.
En la actualidad, 80 de los 147 países menos desarrollados dependen en más de un 50% de las materias primas.

¿Por qué esta dependencia?
*Cuanto más hay, más barato es. Al ser su principal fuente de ingresos, la producción de materias primas se disparó hasta niveles altísimos y los precios cayeron.
*Se compran y venden cosechas enteras antes de haberse recolectado.
*Quien consume manda. Siguiendo las "recetas económicas" del Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), los países menos desarrollados tienen que producir más, para exportar más e importar productos que en otros países sean más baratos.
Productos como el café, cacao, azúcar, té y fruta tropical son casi la única fuente de ingreso de los países menos desarrollados.

Y no solo eso, sino que están atados de pies y manos por los organismos internacionales. Tanto el BM como el FMI elaboran y controlan las políticas económicas de más de 75 países a través de estos paquetes de "recetas económicas" que imponen "ajustes estructurales".

Estos ajustes, llevados a cabo para asegurar el crecimiento económico, consisten en cortar los gastos del Estado para la salud y la educación, aumentan el coste de la alimentación y de otras necesidades básicas, disminuyen los salarios y reducen los derechos de los trabajadores.

Podrán asegurar el crecimiento económico pero no garantizan la eliminación de la pobreza o la desigualdad.

No podemos olvidar que son las multinacionales las empresas que se establecen en estos países.
En la actualidad juegan un papel muy importante en la economía mundial, especialmente en la de los países en vías de desarrollo. Las 500 multinacionales más fuertes controlan más o menos el 70% del comercio mundial.

Los países del Sur resultan muy atractivos para estas empresas porque:
*Tienen muchos recursos naturales.
*La mano de obra es barata.
*Son mercados nuevos para sus productos.

A simple vista puede parecer que la presencia de multinacionales en estos países es un motor de desarrollo. Pero no.
Los beneficios obtenidos por estas empresas son repartidos y distribuidos entre los inversores y no entre los trabajadores.

Y ahora entra una nueva alternativa: El comercio justo.
¿Qué pretende el comercio justo?
*Acabar con la situación de intercambio desigual y la sobre explotación de los recursos.
*Sensibilizar a la sociedad occidental fomentando valores sociales y ecológicos de consumo.
*Ofrecer a los países en desarrollo una vía para recobrar su pulso en la economía contribuyendo a su desarrollo sostenible.

La diferencia con el comercio tradicional está en que al productor se le paga un precio justo por su trabajo, que le permite vivir con dignidad y asegurar sus necesidades básicas. Y a ese precio, acordado por las organizaciones de Comercio Justo, se le suma un extra, un porcentaje del precio final del producto que las comunidades productoras destinarán a proyectos comunitarios de sanidad, educación...

Las tiendas de comercio justo las podemos encontrar en nuestras ciudades si nos informamos un poco, además los trabajadores de estas tiendas son voluntarios de asociaciones que trabajan en estos proyectos. Es cierto que los productos de estas tiendas suelen ser más caros, pero creo que merece la pena gastarse un poco más para que otros no tengan tan poco.

Y termino este artículo con una frase también que me gusta mucho, esta vez de Gandhi.
“Vive sencillamente para que otros sencillamente puedan vivir”.

Un saludo a mis lectores.
Pablo Escribano.

sábado, 10 de enero de 2009

¿Un residuo más?


Después de todas unas navidades intensas, llega la calma. Después de todo un tiempo de consumismo, compras y más compras, llega la "calma".
Una calma en nuestras casas pero no para los vertederos.

Somos conscientes de todo lo que consumimos pero quizá no de todo lo que desechamos. ¿Nos podemos hacer una idea de todas las toneladas que han ido a parar a nuestros vertederos? ¿Cuál es el problema?

Las basuras no suponían un problema hace unos años pero la situación se está agravando. No solo contamos con la cuestión de que cada vez tenemos menos espacio para construir un vertedero, sino que en ellos se nos plantean una infinidad de problemas, como la filtración de lixiviados que pueden contaminar nuestras aguas subterráneas.

Pero me gustaría hablar concretamente de otro residuo, un residuo que tenemos a la orden del día y que posiblemente no sepamos de lo peligroso que es para nuestro planeta. Las bolsas de plástico.

Normalmente son bastante útiles cuando vamos al supermercado pero, cuando llegamos a casa ¿Qué hacemos con ellas?

En España se distribuyen 10.500 millones de bolsas de plástico al año, lo que nos sitúa en el primer productor de la Unión Europea y tercero en consumo de las mismas.
Es cierto que las bolsas pueden reciclarse en el contenedor amarillo, pero según los informes del 2008, en España sólo se recicló el 10% de las bolsas que se consumieron. Además, la fabricación y eliminación de bolsas de plástico implica una emisión nacional de 440.000 toneladas de gases de efecto invernadero, según revelaban los periódicos.

Y ¿A dónde van a parar?

Las bolsas de plástico están hechas de polietileno, un termoplástico que se obtiene del petróleo. Éstas tardan aproximadamente 150 años en degradarse, y cuando lo hacen, se degradan en petro-polímeros más pequeños y tóxicos, que pasan a formar parte de la cadena alimenticia de muchos animales.

Aun así, la gran mayoría van a parar al mar. Un gran número de animales quedan atrapados en estas bolsas: peces, delfines, aves...
Las tortugas marinas las ingieren confundiéndolas con medusas, muriendo posteriormente tras no poder digerir el plástico.

Según los responsables del Área de Residuos de Amigos de la Tierra, se han descubierto auténticas islas formadas por productos de plástico flotando en medio de los océanos, destruyendo los ecosistemas por los que pasan.


La solución es fácil y hace referencia a la frase que acompaña a este blog: "Piensa globalmente y actúa localmente".
Si somos conscientes de los problemas que nos rodean, está en nuestra mano ponerles remedio. No digo que vayamos a cambiar el mundo, pero sí podemos cambiar una pequeña parte de él.

No nos costará tanto cambiar la costumbre de las bolsas de plástico, es tan simple como en vez de pedir 3 bolsas cuando vayamos al supermercado, usemos bolsas de tela que venden en muchos establecimientos y son de muchos usos.
Y recordad esta frase que encontré por Internet: El mejor residuo es el que no existe.

Quizá no te das cuenta del daño que haces al planeta hasta que te informas.

Un saludo y gracias a mis lectores.
Pablo Escribano.

viernes, 2 de enero de 2009

Más allá de tu nariz.



"Cuando dos elefantes luchan es la hierba la que sufre"

Y no pierde la razón este proverbio. Quizá nosotros acostumbrados a vivir bajo techo, en una buena familia, con algo que llevarnos a la boca cada día y con la facilidad de obtener agua moviendo una simple palanca, no vemos tan clara la realidad en la que vivimos.

En ningún momento he dicho que nuestra vida sea la más fácil, esta claro que este es un camino con obstáculos, boquetes y dudas pero en el fondo si hemos tenido mucha suerte.
Y no por ello hemos dejado de luchar, ya que cada uno debe enfrentarse a su propia batalla cada día, ya sea por una enfermedad, una mala racha, problemas o cualquier tipo de cosas.

Pero si salimos por un momento de nuestra pompa de cristal, y echamos una mirada ahí fuera, podremos ver la realidad y lo dura que puede llegar a ser la vida.

No quiero que se vayan muy lejos, pensemos primero en lo cercano. Cuantas veces hemos visto a gente sin techo, que duerme en la calle, que no tiene nada de comer, que está solo… Esta es nuestra realidad más cercana, la que nosotros (por desgracia) estamos acostumbrados a ver y que, sin querer, nos hemos hecho inmunes.

Retomando el proverbio que puse al principio. Ahora me gustaría que pensarais mas allá, algo que también estamos acostumbrados a ver en las noticias, las imágenes más duras que nos relatan nuestros reporteros sobre la realidad en la que viven muchos países. Sin ir más lejos, Gaza.

No hace falta preguntar quienes son los que están luchando y quienes son los que están sufriendo, gente indefensa, hombres mujeres y niños que lo único que les diferencia de nosotros es que viven en otro lugar del mundo y que por eso mismo, les ha tocado sufrir la furia y la ira de los grupos terroristas y de los de arriba.
Sí, los de arriba, aquellos que prefieren los intereses económicos antes que a su pueblo, aquellos que sonríen cuando hay unas elecciones y después representan a su propio ego…

Sin irnos tampoco mucho más lejos, ¿Qué recordamos de las Olimpiadas de Pekín?
Mucha gente recordará unos juegos olímpicos inolvidables, con infinidad de fuegos artificiales y unos espectáculos preciosos.
Pero yo no, yo recuerdo un pueblo, un pueblo Tibetano que tras 50 años de represión, se vio con la oportunidad de poder demostrarle al mundo en la circunstancias en las que viven. 50 Años de invasión china, 50 años de sufrimiento, cuando lo único que quieren es poder ser libres.
La libertad...algo que todo ser humano debería poseer.

¿Qué ocurrió?
Un millar de manifestantes quisieron hacer saber al mundo de su situación por medio de las noticias, y el gobierno Chino, además de que tomó duras medidas contra los manifestantes, impidió que los periodistas de muchos países pudieran hacer su trabajo. Impidieron que los periodistas tomaran imágenes de las manifestaciones y solo pudieran transmitir la “buena cara de China”.Hicieron todo lo posible para que no llegara hasta nosotros aquella realidad, porque realmente no les convenía que supiésemos lo que están haciendo, como miles de cosas que pasarán en el mundo y nunca llegaremos a conocer.

No quiero dramatizar con esto, ni pensar que la solución es una anarquía. Tan solo me gustaría que pensarais en quienes sois y que os deis cuenta de que nosotros somos los únicos que podemos mover el mundo.

Nuestra voz es la única que cuenta y es la que tiene que ser escuchada y llevada a todos los rincones del mundo. Nuestra voz deberá ser la voz de todos aquellos que sufren, de todos aquellos que callan por miedo. Quién sino nosotros mismos tenemos la capacidad de encauzar a una civilización corrompida por el dinero.

Tomaos tan solo 5 minutos de vuestro valioso tiempo para pensar en esto, no cuesta nada. En nuestras manos está el futuro del planeta.

Un saludo y gracias a mis lectores.

Pablo Escribano.